La complacencia permite el desempate

El Chelsea de Benítez remonta ante el Manchester, que ya dominaba 2-0 a los 11 minutos

«No voy a dar una patada a alguien cuando está tirado. No es mi estilo». sirAlex Ferguson se negó a reavivar rencillas con Rafa Benítez en la previa de cuartos de la FA Cup -y ayer ni siquiera quiso estrecharle la mano al inicio-. Sus palabras destilaban un exceso de complacencia que su equipo acabó pagando sobre el césped.

Pero Rooney no pudo convertirse en verdugo del Chelsea. Los diablos rojos, y su entrenador, cometieron el error de dar al enemigo por muerto. Incluso antes del pitido inicial. El Chelsea viajó a Manchester precedido de una sorprendente derrota por 1-0 ante el Steaua de Bucarest en la ida de octavos de Europa League. Decía el propio Ferguson en una reciente entrevista a L'Equipe que «cambiar de técnico demasiado es lo que da poder al vestuario». Parecía una descripción de la realidad de un equipo al que su enésimo entrenador de la era Abramovich, Rafa Benítez, tampoco logra tomar la medida. Basta comparar a un John Terry con trasero de mal asiento en el banquillo con un Ryan Giggs felizmente asentado hace años en su condición de secundario con galones.

Para consuelo de Benítez, su equipo cayó en la cuenta de que es el vigente campeón de la FA Cup. Y el Chelsea acabó resucitando para sorpresa de su propia afición, que volvió a convertir al técnico español en su particular chivo expiatorio. «No sabes lo que haces», le gritaban desde el fondo visitante cuando dio entrada a Hazard y Mikel por Moses y Lampard. La decisión, sin embargo, se reveló clave en el empate, porque agilizó la línea de ataque y aportó equilibrio al medio campo. Así llegaron los goles de Hazard y Ramires. Benítez tiene perdida la partida con los hinchas del Chelsea, pero salió victorioso del asalto en Old Trafford. Pudo ser una humillante remontada contra los de Ferguson si no hubiera sido por el pie de De Gea, a lo Schmeichel, como dijo un comentarista del canal británico ITV, que privó a Juan Mata del tanto de la victoria. El asturiano fue una vez más el mejor del equipo, una batalla que libra prácticamente en solitario en demasiadas ocasiones.

El Manchester City espera en semifinales al ganador del partido del desempate. El acceso a la final se jugará a un sólo partido en Wembley. Un escenario que también pisará el Wigan Athletic de Roberto Martínez en una tarde histórica para este modesto equipo después de arrasar al Everton en cuartos desplegando sus mejores 45 minutos de la temporada. Para alcanzar la final del 11 de mayo, tendrán que superar al vencedor del replay entre el Millwall y el Blackburn Rovers. Dos rivales accesibles que encierran a los Latics en una curiosa contradicción, porque la gran final se juega en plena batalla por la salvación. Sería, probablemente, una distracción contraproducente.